domingo, 25 de enero de 2009

Revista “La América”, vehículo para la divulgación científica

La Revolución Industrial, su trascendencia en la esfera económica, tecnológica y social, la expansión a Estados Unidos de la Revolución del vapor, carbón y después la Revolución de la electricidad, influyeron en sectores de producción claves como: el textil, el siderúrgico, el de automoción, el aeronáutico y el petroquímico. La Revolución Industrial propició un fuerte desarrollo de los medios de comunicación: teléfono, radio, cine. La revolución científico – técnica, reconocible inicialmente, por la generalización del alumbrado público y la instauración del teléfono tiene en José Martí un cronista informado.

El ejercicio periodístico es el vehículo más importante pero no el único mediante el cual se manifiesta el interés martiano por el devenir científico – técnico. La originalidad del periodismo de nuevo tipo que inicia José Martí como vehículo para la divulgación científico – técnica encuentra una de sus más altas expresiones en la revista La América. Esta publicación había comenzado en abril de 1882, en Nueva York, bajo la dirección de Rafael de Castro Palomino, quien solicita la colaboración del poeta. En los primeros meses de 1883 José Martí asume la dirección de La América y se mantiene en ese cargo al menos durante trece meses, pues se sabe que en enero de 1884 es ratificado en éste por Ricardo Farrés, entonces nuevo propietario de la revista. A partir del mes de marzo de 1883, el Maestro redacta La América en su totalidad, desde los titulares hasta los artículos ensayísticos.

Martí caracteriza La América como “periódico útil”, pues se dedicó a divulgar los adelantos de la industria, comercio y agricultura de los productores de la América del Norte, y en el avisador prudente de los compradores de la América del Sur. Este móvil económico no escapa a la sagacidad de nuestro Héroe que, paralelamente a su labor divulgativa, alerta a nuestros pueblos sobre las intenciones norteñas de crecer a sus expensas, y sugiere en cada caso cuáles son los aportes científicos – técnicos cuya incorporación redundaría en beneficios inmediatos para las economías agrarias de los países latinoamericanos.

Este carácter de la publicación permite a José Martí tratar desde las páginas de La América los recientes descubrimientos científicos, la reseña pormenorizada de las exposiciones que exhibían los últimos logros de la técnica, así como el comentario de libros nuevos y la reflexión sobre importantes aspectos de las relaciones económicas que trataban de imponer los Estados Unidos a nuestra América. Especial énfasis pone en subrayar la necesidad de la formación científica como soporte esencial de la educación en nuestros pueblos.

Estas valoraciones martianas, como es lícito esperarlo, están presididas por una enraizada formación humanística y aluden a tópicos tan disímiles como: medicina, química, agricultura, geología, telecomunicaciones, mecánica, transporte; así como a personalidades de la ciencia y la técnica.

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